Tras pasarme toda mi vida estudiando o al menos intentándolo, he comenzado a trabajar. Mucha gente piensa que es una decisión demasiado arriesgada por aquello de invertir mucho tiempo en algo que va a comisión, que es uno de esos empleos en los que si no trabajas no cobras y que por ello me van a timar. Si bien es cierto que no hay tanta estabilidad como podria ofrecer un sueldo fijo, la conclusion es la misma, en cualquier lugar en el que te metas tendras que invertir tiempo, y si no lo haces te despiden.
El caso es que siempre hay que pensar que quien no arriesga no gana, porque es mejor arrepentirse de lo hecho que de lo pendiente por hacer, y que uno a de sentirse a gusto con lo que hace, sea lo que sea. Aprender aceptarse a uno mismo es una tarea dificil, pero aprender a aceptar el mundo que te rodea con una sonrisa pase lo que pase lo es mucho más. Puede parecer simple y fácil al principio, decir eso de, "pase lo que pase, lo superaré", y quizás sea cierto, lo superarás... Pero, ¿De qué modo?
Una sonrisa es uno de los regalos más baratos y más prácticos del mundo, porque las sonrisas, además de ser gratuitas, son contagiosas y repercuten tanto a quien las ofrece como a quien las recibe. Sin embargo no estamos acostumbrados a regalarlas y cada vez que nos ocurre algo cuesta demasiado y nos da pereza hacer el esfuerzo de sonreir. Es muchisimo más fácil rendirse y hundirse que sonreir ante un problema.
Quizás porque nunca estoy conforme o quizás porque siempre prefiero complicarme la vida, yo prefiero tomar el camino difícil ante los problemas ese que poca gente sigue. Prefiero sonreirles para amansarlos. Porque lo que verdaderamente está claro es que uno sólo fracasa cuando deja de intentarlo. Uno solo fracasa cuando decide que el problema es demasiado pesado.
P.D.: Tras largas semanas sin actulizar el blog sin absolutamente nada he decidido que voy a tratar de hacerlo a diario a pesar de que no siempre tenga un tema curioso o interesante que contar.
