viernes, 5 de marzo de 2010

Musa


Hace algún tiempo, me encontraba medio desquiziada en el salón de mi casa tratando de dibujar algunos bocetos que tenia en mente. No dejaba de borrar y borrar y borrar.

Como bien es sabido, la imaginación es un don que, en muchos casos, puede llegar a parecer infinito, si es un genio quien la tiene. Sin embargo, para el resto de "mortales" no sólo esa imaginación es finita, sino que además se encuentra fuertemente limitada a la imperfección de las cosas materiales. (Lo cual molestaaa)

Bien, pues, en medio de mi profunda desesperación una voz lanzó al aire una pregunta que me enmudeció y ocupó mi mente varias horas... "Si te pone tan nerviosa, ¿Por qué dibujas?" dijo. Me preguntó a mi, el motivo por el cual no dejaba de hacer garabatos que parecían volverme loca...
En esos momentos me pareció incoherente. Ni me lo había planteado siquiera.
En realidad, pese a las apariencias, pese a mi nerviosismo, esa es y siempre ha sido mi manera de relajarme... Contradictorio, ¿verdad?

Dibujar aquello que pienso, que imagino, que siento es la única manera de imponer orden en mi cabeza o de expresar aquello que resultaría arduo y costoso (o algunas veces imposible) definir con palabras. Es por ello por lo que siempre se busca la perfección en las obras, porque, por insignificantes que sean, siempre forman parte de nosotros. SIEMPRE.

Ultimamente siento ansias de crear algo grande, pero para ello hacen falta muchos intentos fallidos... ;P